ACERCA DE LA POESIA DE MAGDALENA FUENTES ZURITA
("Es Necesario Continuar el Asombro", Poemas, Santiago, 2007)
Por Aristóteles España
Presentación - Feria del Libro del Parque Forestal, Santiago, 27 de enero de 2007
Conocimos a la autora de este libro a mediados de la década del 80 en distintos círculos literarios de Santiago y en la Sociedad de Escritores de Chile, junto a destacadas mujeres escritoras que desarrollaban un silenciosa labor de difusión y creación literaria, como Eliana Navarro, Yolanda Lagos, Stella Díaz Varín, Isabel Velasco, Delia Domínguez, Carmen Gaete Nieto del Río, Paz Molina, Carmen Berenguer, Rosa Cruchaga.
La poesía femenina en Chile a partir de Gabriela Mistral y Olga Acevedo logró instalarse con fuerza y romper con la tradición donde "los códigos linguísticos en la producción poética y crítica están inscritos en una tradición instituida y mantenida por la preeminencia de lo masculino", señaló Raquel Olea en el Primer Congreso Internacional de Literatura Femenina en 1987.
Desde este espacio y trazado escritural en movimiento nos habla Magdalena Fuentes Zurita. Los vasos comunicantes de su experiencia poética plasmadas en este libro son la soledad de un territorio metafísico que puede ser Santiago o cualquier lugar del mundo "donde la poesía cuelga los atardeceres por los cuatro costados".
Nuestro Premio Nacional 2006 José Miguel Varas dice en el prólogo "que esta es una poesía que conmueve sin necesidad de artificios linguísticos ni de rimas rebuscadas, porque alude a sentimientos y momentos vividos por cada uno y por muchos".
Este libro es un viaje a al interior del ser humano, a través de cientos de viajes con personas y oficios donde la autora nos propone una mirada solidaria en un mundo en decadencia; el rescate de valores y hechos que hacen de la existencia un lugar para mirar y amar la vida.
Poesía dentro de la poesía, a ratos. Intenta crear diminutos espacios para detener el tiempo y el cuerpo y la sangre se separan en el infinito para seguir recorriendo laberintos y callejones de una ciudad o país donde el gallo canta más de tres veces y sus antepasados sureños construyen refugios en el más allá.
En Chile, la tradición poética construída por mujeres a partir de la década del 50 los temas predominantes son la recreación de viejos mitos de matriarcas que juegan con el poder y la gloria, como contraposición al lirismo machista. La creación de vastos imperios, como diría Rolando Cárdenas, es un dato factual de la literatura femenina que hoy compite de igual a igual con el mundo masculino. Y no es un dato menor. Si hacemos historia, todo el poder de la literatura ha sido creado por hombres y su máximo episodio es cuando a Gabriela le entregan el Nóbel, cinco años antes que el Premio Nacional.
La poesía de Magdalena Fuentes cumple también algunas ritualidades de todo poeta en Chile, hombre o mujer: llegar de algún lugar repartiendo gestos, ausencias, mirando el viento como si fuera un ojo enorme y saludar lo que fuimos, adónde vamos, de dónde venimos, como acostumbraba decirnos Rubén Darío.
En este viaje al asombro, como ella lo denomina hay puertas, miedo, ciudades caóticas. Nos hemos detenido a observar las ciudades caóticas de este poemario y vemos como la atmósfera es asfixiante, la corriente de un manantial encadenado escribe en la pared un grafitti con árboles y heridas; huesos, huesos, huesos, como en la poesía de Verónica Zondek y Jorge Montealegre. Y la rueda de la ciudad sigue avanzando, sola, en medio de chimeneas, edificios, extraños dioses, libros gastados, y personas que conversan con los árboles, niños que nunca crecerán, caballeros andantes de un tiempo que fue.
ES NECESARIO CONTINUAR EL ASOMBRO
PRIMERA VOZ
Qué mano territorial pondrá
sobre el polvo de los días
los domingos
a pesar de las utopías que se nos escapan
Como si fuéramos
desenredando polvorientos caminos
construidos por manos de rústicos obreros
más allá de risa y la torpeza de los ojos
pasan ángeles que ríen
en la plenitud de las ferias de barrio
Y tú vienes
a pasos largos por las veredas
entre globos por el aire
con todos los ideales a punto de estallar
A pasos raudos vienes
A puros recuerdos llegas
en el manifiesto de memoriales canciones
Y no somos sino viejos idealistas
que se reúnen de vez en cuando
a cantar viejas canciones de lucha;
en la testarudez de los pasos
labrando la extensión de viejos sueños
sobre los detenidos trenes
en las estaciones de los amados pueblos
Aquí
al sur poniente de la ciudad
donde la poesía cuelga los atardeceres
por los cuatro costados
y donde de largas trenzas
solías jugar por antiguos corredores
entre pinturas y retratos de la abuela
aún resuena por los ventanales
que miran al jardín
esa frase que gatilla tu corazón amanecido
"¿Cuándo viene por casa hija?"
... como si fuera fácil encontrarse
con las tardes multiplicando el arco iris
Aquí
desde las mesas de las poblaciones
de las caletas y terminales de buses
Desde las minas y las fábricas
de los huertos y el sindicato
Desde el norte y el sur
nosotros construimos murales
donde escribimos nuestros nombres
Era la hora del gesto inevitable
alumbrado por abiertas heridas
mientras se inclinaba nuestro corazón
y se derramaba el sol, sobre nuestras cabezas
¡Qué jóvenes y bellos fuimos en la patria un día!
Aquí los aguarda el norte
con las voces y los patios
de las ciudades sin nombres
Con sus salitreras olvidadas
sobreviviendo
como el que vuelve
sobre su propia sombra
Con cielos y huellas
con trajes y sombreros de naves
ancestrales
sembrando los desiertos
para no tener que inventarnos los pájaros y las flores
Aquí la permanencia del sur les saluda
reclamando con sus lluvias y volcanes;
ofrendando sus bosques milenarios
donde el copihue se trenza enamorado
de robles algarrobos y canelos
Donde podemos descolgar las estrellas
en alguna forma
y apoyar a los pájaros que viajan
donde sólo ellos saben
Aquí
a pesar de utopías y las ausencias
que quedan en las mesas
y de puertas clausuradas
se nace cada día
Aquí
estuvimos más allá
de las cartas enviadas
Más allá de los paisajes transitados
cuando necesitamos urgente
las caricias aprendidas
sin dormirnos en esperas
No retornarás definitiva, es cierto;
ni retornarán todos los que un día
sin saberlo
conocieron de fronteras sin regreso
Vendrán de visita, cada ciertos años
con regalos bajo el brazo
diciendo lo que se suele decir de las
ausencias
No volverán todos, es cierto;
hay quienes enterraron los relojes
con los rostros extendidos en la arena
Extranjero en la propia patria, eso es lo que duele
¡No está la casa que tuvimos un día!
SEGUNDA VOZ
Aprendí a escribir
a sumar y restar
A distinguir lo blanco del negro
A decir sí, cuando sólo quería
ponerme de pie para decir mi nombre
Marco mi propio territorio
toda mi estirpe
Reconstruyo refugios
en la intensidad de la vida
Reparando las ciudades gloriosas
mis antepasados reconocen la huella
Hoy desprenderé todos los rincones
Señalaré en mi universo
el color y la forma
para facilitar el agua
La madera el metal
el fuego la tierra
y todos los objetos necesarios
en el sutil ordenamiento para el alma
Hay un lugar en el tiempo
Hay el hacer
¡Hay ese cotidiano paso
que irrumpe la vida
Traigo
repartiendo
en las frentes de olivares
alzados nombres
que en mí vivieron
Mírenme
soy la misma de siempre
Con los mismos ojos
que siempre tuve
Háblenme
con las bocas de lo que fuimos
Nómbrenme que las ausencias
nada dicen de los nombres
y los ángeles
aguardan inmateriales
TERCERA VOZ
Hay hombres
Hay hombres que van soñando por la vida
Van disparando
directo, al corazón
Tendríamos que hacer algo
Tendríamos que hacer algo
a estas alturas de los tiempos: Diferenciar
el astrónomo de las estrellas, por ejemplo
El policía del viento
El metro de los trenes, sobre todo de aquellos
antiguos de la infancia
Tendríamos que hacer algo, digo:
Ver la diversidad
del vendedor de la calle con el de la bolsa
llámese Nueva York, por la calle o la ciudad
da lo mismo
¡Hay que hacer algo!
Acariciar una flor silvestre, de vez en cuando
Tirarnos sobre la hierba, alguna vez
Lavar una camisa, abonar y sembrar la tierra
¡darle de comer al perro!
Hay urgencias en estos tiempos:
Ver la trascendencia de los pasos
Mirarnos de frente, mirarnos las manos
Lavarnos el rostro a pleno día
¡Hacernos el amor hasta que sea pecado!
Es urgente hacer algo, soy una convencida
¡Es necesario continuar el asombro!
Es irremplazable escribir cartas, silbar
una canción del alma
Encender una chimenea
y luego tendernos a leer un libro
Necesitamos sentarnos en una plaza
Jugar como niños aunque pasemos los 50
Es esencial conversar contigo, contigo y contigo
¡Vernos el rostro, cada mañana!
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